La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha realizado, en septiembre de 2010, un sondeo sobre este asunto entre los responsables de sus asociaciones autonómicas federadas, cuyos resultados se muestran gráficamente en este mapa:

LEYENDA:
– AZUL.- Acceso a Internet abierto desde las consultas de AP.
– GRIS CLARO.- Restricciones suaves: acceso prohibido a ciertas webs.
– GRIS OSCURO.- Restricciones fuertes: acceso permitido a determinadas webs.

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TESTIMONIOS DE LOS AFECTADOS

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Andalucía… ¿al máximo?

La situación actual en la que se encuentra la conexión a Internet en las consultas de atención primaria andaluzas sería similar a la que se llegaría si alguien, a hurtadillas, hubiese entrado en nuestra consulta y nos hubiese dejado en un cajón escondido, cerrado con un candado (que en realidad no funciona y se abre tirando de él), un equipo obsoleto sin manual de instrucciones que nos conecta (si sabemos) a algunas páginas web:

1.- No sabemos que nos lo han puesto en el cajón, porque no nos lo han dicho. La mayoría no sabe ni dónde está el cajón. Solo os diré que está en…
2.- Tiene un candado que no funciona. Solo tenéis que…
3.- Es otro equipo desde el que no puedes cortar y pegar a la aplicación de historia clínica centralizada «Diraya» ningún documento.
4.- Obsoleto porque no permite ver vídeos, tener audio, instalar nuevos pluggins, los favoritos no se guardan tras cerrar la sesión (aunque hay un truco que le puedes preguntar a tu director…), no conserva el historial de navegación tras la sesión, no puedes acceder a herramientas de web 2.0 (aplicaciones de cloud computing, slideshare, discos duros virtuales), correo electrónico, buscadores…
5.- No hay manual de instrucciones y no sabemos a qué páginas podemos conectarnos y a cuáles no. No sabemos cómo ampliar el catálogo de páginas. Yo conozco algunas, pero no es este el lugar…
6.- Solo sirve para conectarse a algunas páginas, por ejemplo a…
Y es que los grises son así, matizables, y el nuestro es gris oscuro, pero que muyyyyy oscuro.

Para saber cuán oscuro es, os propongo a los profesionales andaluces rellenar este cuestionario sobre vuestra situación actual.

Si vives en Andalucía, trabajas en atención primaria y te quieres conectar desde tu terminal a algunas páginas, el procedimiento que debes seguir es…
…preguntarle cómo se hace a tu director. Al fin y al cabo, este no es un blog para echar un capote al Servicio Andaluz de Salud, sino para ponerle un par de banderillas blancas y verdes, a ver si conseguimos que entre al trapo y nos abra el acceso de forma total y sencilla.
Estoy dispuesto a enviar un tutorial a todo aquel que siga unas sencillas instrucciones (absténganse cargos intermedios y superiores) por el increíble precio de… Y por supuesto, si algún cargo quiere explicar gratis el sencillísimo procedimiento para conectarse o el directorio de páginas accesibles, no vetaremos sus comentarios aunque me fastidie el negocio.
Y no olvidéis que siempre hay un colegio cerca en el que pedir prestado un portátil con Internet a un alumno. Bastará que le expidas un certificoide de la solicitud de préstamo.

Rafael Jiménez Alés
Pediatra EBAP (¡Al máximo!)
Andalucía sin frenos Imparable

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La situación en Galicia

El acceso a Internet desde las consultas de atención primaria en el Servicio Galego de Saude (SERGAS) está seriamente restringido. Es una de las comunidades autónomas (CC. AA.) en las cuales más férreo es el control. En la encuesta de la Asociación española de Pediatría de Atención Primaria, cuyos resultados se muestran más arriba, se ha calificado la situación como de restricciones fuertes: «acceso permitido a algunas webs». Además de las webs institucionales obvias, se puede acceder a aquellas páginas que se van aprobando con cuentagotas, a propuesta de los sufridos usuarios (sociedades científicas, webs con contenido profesional…). Cuando un trabajador de un centro de salud quiere acceder a una web no explícita e individualmente autorizada se encuentra con la siguiente y odiosa pantalla:

Google prohibido: la página no está disponible en estos momentos (ni después).

Subrayaría que la página que pongo por ejemplo se trata, en este caso, del «peligroso» buscador más usado en el mundo y la página web más consultada en España: ¡Google! Durante un tiempo pudimos acceder a Google.es , pero algún cerebro privilegiado decidió que era demasiado, además, ¿para qué dejarte buscar? ¡si después no podías acceder al resultado de la búsqueda! La situación ya llega al esperpento cuando el mismo mensaje aparece al intentar acceder a un organismo del propio SERGAS, la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, en cuya página de inicio bien visible está el logo del organismo que gestiona la asistencia sanitaria en Galicia.  En la pestaña sobre consejo genético se dice que «Los pacientes candidatos a recibir asesoramiento genético pueden ser remitidos a la Unidad de Consejo Genético de la FPGMX por sus médicos de referencia». Supongo que el médico de familia o el pediatra de cabecera serán el “médico de referencia”. Lástima que no podrá leerlo desde su puesto de trabajo.

Aparentemente aún queda un resquicio: en cada centro de salud hay un ordenador situado en la sala de juntas u otro local parecido, con un acceso menos restringido. Sin embargo ese ordenador, uno solo para decenas de usuarios, también está limitado. El navegador Microsoft Internet Explorer instalado en esos ordenadores ¡es la versión 6! (y ya va por la 9). Algunas páginas lo detectan y avisan de que no se verán bien o no se verán en absoluto, no tiene pestañas… una antigualla limitante.

Pero bueno, quizás eso no limite demasiado. Probemos con YouTube, el popular sitio de vídeos. Contra lo que podría pensar la calenturienta mente censora, no solo hay divertimento en esta web. Busquemos por ejemplo que hay de «arritmias». ¡Oh, sorpresa! hay decenas de videos educativos al respecto:

Resultado de la búsqueda «arritmia» en YouTube.

Que no podremos ver ni en el ordenador de la sala de juntas:

Se necesita tener instalado Flash Player de Adobe para ver los vídeos. Y si te pones a instalar el suplemento para poder ver los vídeos no te deja, pues no tienes privilegios de administrador.

Lo mismo con SlideShare, el portal de intercambio de diapositivas. Si intentas visualizar una como ésta sobre traumatismo craneoencefálico en pediatría, entra en un bucle y nunca se carga:

No se cargan las presentaciones de diapositivas en Slideshare.

Y así sucesivamente, tampoco se puede acceder a blogs desde el puesto de trabajo (sí desde el «ordenador comunitario», pero con las restricciones técnicas señaladas),  ni trabajar con aplicaciones “en la nube” (residentes en la red) ideales para trabajo en grupo, gratuitas, como Google Docs, ni aprovechar casi ninguna de las ventajas de la Web 2.0.

Lo más sangrante del asunto es que en los hospitales el acceso es completo y sin límites para todo el personal. Los gestores de atención primaria también pueden y los jefes de servicio de Atención Primaria que lo solicitan (primus inter pares que volverán a ser pares, tarde o temprano)  😉

LOS QUE NO TENEMOS ACCESO SOMOS LA TROPA, los curritos, los que sacamos las castañas del fuego y vemos a los pacientes y necesitamos la información y la formación. Cuando el asunto se plantea, las justificaciones son fundamentalmente dos: la seguridad y el ancho de banda. Los argumentos no se sostienen ni por comparación con otras CC. AA., ni por el hecho de que los hospitales y los cuadros de atención primaria gozan de acceso libre y completo. Algo muy diferente está en juego. Alguien en la Consellería piensa que primaria es sinónimo de primitivo, burdo, que aquí lo que hay es una panda de vagos dispuestos a pasarse el día navegando ¡como si nuestras agendas permitieran tal dislate!

Una vergüenza a estas alturas del siglo XXI. Como en China, Irán, Cuba: censura de Internet. Se puede asumir que con filtros tipo control parental no se pueda acceder a webs pornográficas o fascistas o que inviten a la violencia, incluso se puede llamar la atención a quién haga un uso abusivo de su conexión, pero las actuales restricciones generan en nosotros la misma desconfianza hacia los responsables de las mismas que ponen en evidencia en sentido contrario. En honor a la verdad esto es así de siempre, no es cuestión de la actual conselleira.  Quizás ni lo sepa. Por eso se lo vamos a decir para que lo cambie y lo haremos bien alto. Seguro que lo conseguimos.

Juan José Delgado Domínguez
Pediatra de cabecera
Galicia

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Webcensura en La Rioja

No son tantos los años que han transcurrido desde que, en La Rioja, muchos médicos de Atención Primaria hemos pasado de la historia de papel y del vademecum sobre la mesa, a disponer de un puesto informático para la gestión de la consulta.

Además de disfrutar de las virtuosas herramientas del OMI-AP®, dispusimos paulatinamente de acceso telemático a documentos clínicos hospitalarios, a resultados en tiempo real de las analíticas de nuestros pacientes, a poder visualizar en nuestra consulta sus radiografías, a disponer de valiosos recursos bibliográficos mediante suscripción corporativa y, como no podía ser de otro modo, a poder acceder a la red desde nuestro propio puesto de trabajo, sin restricciones.
En un alarde de esfuerzos, personal y presupuesto, el Servicio Riojano de Salud ha apostado por un sistema de información único (historia clínica electrónica) materializado en una aplicación informática que se suma al rompecabezas autonómico y que, como en otras comunidades, adopta el nombre de una deidad mitológica, la diosa Selene.
Sin entrar a valorar las dificultades que esta aplicación está generando en la asistencia diaria de los médicos riojanos, su implantación se ha acompañado de unas estrictas medidas de control en toda la red corporativa.
Algunas, como la prohibición taxativa de “incurrir en actividades ilícitas o ilegales o que puedan atentar contra la moral y la ética”, así como “destruir, alterar, inutilizar o dañar los ordenadores y el sistema” mediante el “consumo masivo de los recursos informáticos o la introducción de virus”, resultan lógicas, aunque la duda pueda resultar ofensiva.
Otras, como impedir el uso de cuentas de correo electrónico diferentes a la corporativa, de la que además se reservan “el derecho a revisar los mensajes enviados, recibidos o creados con ella, o el de monitorizar los equipos, sistemas y tráfico de la red en cualquier momento”, empiezan a despejar las dudas y a ser una auténtica declaración de principios.
El mismo derecho a “monitorizar y comprobar, de forma aleatoria y sin previo aviso, cualquier sesión de acceso a Internet iniciada por un usuario de la red corporativa”, sumado al bloqueo arbitrario de sitios web, a la imposibilidad de seguir cualquier actividad formativa (casi todas) que utilice applets de Flash o Java, a la imposibilidad de acceder a las múltiples herramientas que la Web 2.0 brinda al trabajo colaborativo, como compartir cualquier tipo de contenido en la red, participar en cualquier tipo de blog, aprovechar las ventajas de los discos duros virtuales e incluso anular todos los puertos y unidades externas de los equipos, suponen un ataque injustificado a la profesionalidad de los médicos que cada día hacíamos uso de dichas herramientas en beneficio de los usuarios y sus familias.
Porque este y no otro, es el único interés de los profesionales que usamos Internet en la consulta: información, formación, comunicación y participación. Para todo lo demás, e incluso para esto mismo, ya tenemos banda ancha en nuestra casa.

Francisco Jiménez Monteagudo
Pediatra de Atención Primaria
La Rioja

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El candado valenciano

Respecto a la situación del acceso a Internet desde las consultas de Atención Primaria en la Comunidad Valenciana, podría decirse que se trata de una auténtica Torre de Babel en la que cada centro de salud tiene su situación peculiar.

Lo que está claro es que, de entrada, cuando se instala un ordenador en una consulta de atención primaria (independientemente del profesional que vaya a utilizarlo) el acceso a Internet tiene restricciones fuertes, con acceso permitido solo a determinadas webs autorizadas. La razón “oficial” es de tipo técnico: la priorización del tráfico de información relacionada con el sistema Abucasis II (nuestra aplicación de historia clínica) y evitar el colapso de la red (lo cierto es que ya es, de por sí, lenta y con tendencia a colgarse).

A partir de aquí es cuando surgen las diferencias entre unos y otros centros de salud, ya que las autorizaciones de acceso abierto, con eliminación de las restricciones fuertes, se conceden con cuentagotas, previa petición de los coordinadores a las instancias superiores (direcciones de departamento, etc.), que son quienes otorgan o no. En muchos centros solo un ordenador dispone de acceso no limitado a La Red, que suele ser el del coordinador, pero en otras ocasiones está ubicado en el área administrativa o en una consulta de enfermería.

También se da el caso de centros en los que varios profesionales (tanto enfermeras como pediatras o médicos de familia), tras justificar de forma individual su participación en actividades docentes o de investigación, obtienen el acceso desde su ordenador. De esta forma se dan casos de centros de salud en los que varios o incluso la mayoría de profesionales sí tienen acceso abierto.

Los ordenadores de los centros de salud, salvo los puestos con acceso a Internet, tienen los puertos USB desactivados y carecen de programas de ofimática. En algunos departamentos de salud hay acceso a través de la intranet a OpenOffice, pero sin posibilidad alguna de guardar los archivos generados. Además, está anulada la capacidad instalación de cualquier aplicación en el ordenador.

Por otro lado, el acceso a Internet desde cualquier puesto de la Consellería de Sanitat, incluidos los servicios centrales, tiene restricciones suaves con acceso prohibido a ciertas webs cuya utilización podría teóricamente sobrecargar el tráfico (p.ej. Youtube o las webs de descargas P2P).

Julia Colomer Revuelta
Pediatra de Atención Primaria
Comunidad Valenciana